Machu Picchu

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¡Hola a mi tercera Maravilla del mundo moderno!

Para empezar, les cuento cómo llegamos. Fuimos por la alternativa más barata, de la que me enteré leyendo en varios portales cuando armábamos el viaje. Les resumo:

Opción 1la más bella y rápida-: ir en tren. Puede ser con Perú rail o Inca rail, que son los que hacen el trayecto. Pueden consultar sus tarifas en sus sitios web, pero para cuando nosotros quisimos ir salía 250 usd por los dos ir y volver.

Opción 2la más aventurera-: hacer el camino del Inca. Hay varias opciones, que dependen de la cantidad de días, pero todas significan caminar mucho y ver paisajes espectaculares. Esta es, sin duda, la opción más cara, porque incluye también alojamiento donde se va parando cada noche. Vimos de hasta 600 usd por persona.

Opción 3 -la más rata 🤭-: ir caminando desde Hidroeléctrica. Esta fue nuestra opción, les cuento un poquito más abajo.

Contratamos un servicio que nos llevó desde Cusco hasta la central de Hidroeléctrica, en una misma van durante 6 horas, y nos salió 64 usd por los dos ida y vuelta. Este camino se puede hacer si no en distintos servicios, hasta Santa Marta y después hasta Santa Teresa, pero nos pareció mejor hacerlo de un tirón.

El camino es todo por montaña, lo que significa que por momentos vas al lado de precipicios, y no sé si ya lo dije pero los peruanos manejan rapidísimo. Yo tengo vértigo, bastante, y trataba de cerrar la cortina para no ver por la ventana, pero en un momento vi y maldije no haber comprado el tren. La verdad es que a ese camino lo deben hacer más de 100 automóviles por día, todos los días, ida y vuelta, y no pasa nada. Pero que da miedito, da miedito.

Llegamos a la central de Hidroeléctrica y emprendimos la caminata: son 11 kilómetros, unas dos horas y media, al lado de las vías del tren. No tiene dificultad, es todo llano, y muy lindo porque estás en la selva.

El final del camino desemboca en Aguas calientes, que es el pueblo que se encuentra en la base de Machu Picchu.

El pueblito es una preciosura, lleno de detalles que remiten a los incas, con la gente super amable, todos dedicados al turismo como actividad principal. Está repleto de lugares para comer y todos ofrecen más o menos lo mismo, por lo que podés comer un menú por 20 soles por persona. 

Nos alojamos en el hotel Raíces Machu Picchu, y nos sorprendimos de lo hermoso que era: la habitación era puros ventanales de vidrio que daban a la montaña y al río, un placer. Nos salió 52 usd por dos noches, y esa primera noche cenamos temprano y nos fuimos a dormir para descansar de la caminata.

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La ida a Machu Picchu

Al día siguiente emprendimos la aventura: decidimos ir en bus hasta el ingreso a Machu Picchu, que nos salió 24 usd ida y vuelta por persona, tarda media hora y sale de la calle principal del pueblo, aunque hay gente que lo hace caminando y es una hora y media aproximadamente cada tramo. Apenas compramos el ticket en el local (también se puede hacer antes por internet) contratamos a uno de los guías del pueblo que ofrecen su servicio para ir a la montaña, eso nos salió 10 usd a cada uno.

Nos bajamos del bus y empezamos el recorrido que, en total, duró unas 3 horas, incluyendo las paradas eternas a sacar fotos. A la entrada la teníamos de antes porque es lo primero que hay que sacar: nosotros elegimos el circuito 2, que es el ingreso a Llaqta de Machu Picchu, donde se ve pueden ver todas las ruinas desde adentro y llegar al lugar desde donde se hace la foto clásica. 

Apenas se entra, se empieza a subir para ganar un poco de altura y perspectiva, y sin darte cuenta ya tenés una vista parcial de las ruinas: momento de mi primer llanto, realmente estaba ahí, no lo podía creer. A lo largo del camino el guía va explicando cómo era la cultura inca, cómo fue que se encontraron las ruinas, cuándo, quién, cómo las restauraron, y me parece clave ir con guía porque si no te perdés gran parte de la magia. 

Al lugar de la foto clásica se llega en poco tiempo, y está bueno quedarse un rato para poder apreciar bien todo, llorar un poquito más de la emoción, y tener tiempo para sacar la foto que realmente te guste, porque está lleno de gente y como no sabés si vas a volver te conviene aprovechar bien el tiempo.

Después bajamos para conocer las ruinas de primera mano, no es que se puedan tocar pero las tenés a centímetros y parece increíble que eso tenga tantos años. Cada tanto se ven alpacas o llamas, que dan vueltas por ahí y pastan un poco. 

Al terminar, volvimos al pueblo de Aguas calientes en el bus y nos tomamos el día para seguir recorriendo un poco, aunque la mayoría de la gente va y vuelve en el mismo día o pasa una sola noche en el pueblo. Es cuestión de gustos (¡y tiempo!). Así fue cómo conocimos el mercado del pueblo, que en el segundo piso vende comida para los turistas y unos jugos deliciosos. También fuimos a las termas y, aunque no nos metimos, pagamos para entrar a ver y nos salió 10 soles a cada uno, lo que nos permitió llegar hasta la cascada que realmente nos pareció una preciosura. Todo muy selvático.

Al día siguiente emprendimos la caminata de retorno hasta la central Hidroeléctrica, donde nos esperaba nuestra trafic para volver a Cusco.

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